Gracias Maribel!


Después de regresar de pasar cuatro dias de vacaciones en Boquete, me encontré con la agradable sorpresa de este artículo publicado en el diario La Prensa del dia de hoy, escrito por Maribel Cuervo de Paredes, una de las periodistas más reconocidas de nuestro país.

Maribel, no se cómo agradecerte por tus bellas e inmerecidas palabras.

GASTRONOMÍA.

Charlie, Elena y Cuquita

Maribel Cuervo de Paredes
"Para ser grande hace falta un 99% de talento, un 99% de disciplina y un 99% de trabajo". William Faulkner

Mi pasión por la cocina empezó cuando me casé hace diecinueve años. En el afán de mimar a mi Jorge Luis, me sumergí en el mundo maravilloso de la gastronomía inscribiéndome en cuanto curso de cocina se dictara. Era la época negra de la dictadura de Noriega y de sus amigos del PRD. Nuestro país no estaba para cosas lindas sino para luchar por la libertad que no teníamos. Eran los días de represión, desaparecidos, crisis, calles cerradas y manifestaciones que terminaban en violencia. El ambiente no se prestaba para actividades que nutrieran el espíritu. Sin embargo, de vez en cuando, se anunciaba algún curso de cocina que yo, por supuesto, no desaprovechaba. Cada curso aumentaba mi apetito por conocer más sobre los distintos aspectos del manejo de los alimentos y sin proponérmelo inicié así mi colección de recetas, libros, revistas de famosos chefs internacionales. Cuando viajaba, imposible no traer un libro de cocina ¡mínimo!

El novel mundo de la gastronomía panameña que se abrió después del regreso a la democracia ha ido dibujando el rostro de quienes hoy, como resultado de mucho esfuerzo, tenacidad y gran dosis de excelencia, se han constituido en los grandes chefs de Panamá. Los desafíos culinarios, la complejidad, dinámica y calidad de los eventos atendidos señalan a Charlie Collins, Elena Hernández y Cuquita de Calvo como los chefs panameños más prestigiosos de nuestro país.

A Charlie Collins lo distingue su exquisitez, nitidez e invariable caballerosidad. Sus conocimientos son profundos y los maneja con una sencillez admirable. Para orgullo nuestro, su versatilidad y autoridad culinaria lo han posesionado entre los mejores chefs latinoamericanos. Charlie cambió el concepto de festejar... sin importar el tamaño de la actividad, la clase de evento social o profesional y las condiciones atmosféricas, por muy adversas que fueran, una actividad bajo su dirección tenía garantizada una sola calificación ¡excelente! Su visión abrió el exitoso y productivo mercado de catering al que impuso su sello de elegancia y buen gusto.

Conocí a Elena Hernández recién llegó graduada del Cordon Bleu de París a mediados de los 90. Dictaba su primero de muchos cursos de cocina en el desaparecido almacén Casa Bella en Vía Argentina. Su energía, disciplina y rapidez en el manejo de sus recetas demostraban que había superado con éxito la rigurosidad y exigencia de la escuela francesa. Estoy segura que con mucho esfuerzo y superando las grandes dificultades que prevalecen en nuestra mediocre sociedad, hizo caso a su pasión por la cocina y fundó la Academia de Artes Culinarias donde permite que muchos panameños cristalicen su sueño de convertirse en chefs. Elena se ha ganado así, un reconocimiento especial que le profesan sus alumnos y quienes sabemos lo importante que es la enseñanza y transmisión de conocimiento como herramienta de libertad en un país.

¡Ah... la siempre sonriente Cuquita! ¿Quién duda de lo consagrada que es? Hace años decidió rescatar nuestra panameñidad dándole categoría y luz a la cocina de nuestras abuelas ganándose así un respetable lugar en el mundo culinario. Con el buen gusto que corre por sus venas, vistió de traje largo nuestra cocina... sus cursos están llenos de creatividad y destreza. Sólo hay que saborear sus exitosos "experimentos" con productos muy típicos y deleitarse con la vistosidad y colorido de sus presentaciones. En la cocina de Cuquita hay ¡alegría!

Hace un par se semanas, bajo la organización, planificación y dirección de estas tres estrellas de nuestra cocina, se realizó en Panamá la reunión anual de la junta de directores del International Association of Culinary Professionals, organización creada hace 29 años, con una membresía que sobrepasa los 3 mil 500 y que dedica sus esfuerzos a la educación continua de aquellos que optan por dedicar su vida a la preparación de alimentos y bebidas.

La generosidad de la chef Elena Hernández me permitió compartir el delicioso almuerzo Panamá: Paraíso de Peces y Mariscos preparado por Cuquita (no puedo olvidar el pulpo a la parrilla con relish de aguacate, el escoveitched de langostinos rellenos de plátano verde y la paleta de baked Alaska con salsa de chocolate ¡de locura!) para los integrantes de esta renombrada asociación y conocer sobre aspectos relacionados con el turismo culinario.

Esa tarde fue un regalo para mí como panameña. Sentada en la mesa principal con Cuquita, Elena y el presidente de la asociación, se me llenó el corazón de alegría cuando al finalizar el almuerzo, el distinguido visitante reconoció en los alimentos preparados por Cuquita, no sólo buen gusto en su presentación sino la fuerza de su amor hacia la cocina. Los elogios y palabras de admiración por el extraordinario trabajo de Charlie, Elena y Cuquita fueron parte de la amena conversación durante el almuerzo. ¡Qué orgullo saberlos panameños!

Etiquetas:

EL AMOR POR LA COCINA: Gracias Maribel!


2.28.2006

Gracias Maribel!


Después de regresar de pasar cuatro dias de vacaciones en Boquete, me encontré con la agradable sorpresa de este artículo publicado en el diario La Prensa del dia de hoy, escrito por Maribel Cuervo de Paredes, una de las periodistas más reconocidas de nuestro país.

Maribel, no se cómo agradecerte por tus bellas e inmerecidas palabras.

GASTRONOMÍA.

Charlie, Elena y Cuquita

Maribel Cuervo de Paredes
"Para ser grande hace falta un 99% de talento, un 99% de disciplina y un 99% de trabajo". William Faulkner

Mi pasión por la cocina empezó cuando me casé hace diecinueve años. En el afán de mimar a mi Jorge Luis, me sumergí en el mundo maravilloso de la gastronomía inscribiéndome en cuanto curso de cocina se dictara. Era la época negra de la dictadura de Noriega y de sus amigos del PRD. Nuestro país no estaba para cosas lindas sino para luchar por la libertad que no teníamos. Eran los días de represión, desaparecidos, crisis, calles cerradas y manifestaciones que terminaban en violencia. El ambiente no se prestaba para actividades que nutrieran el espíritu. Sin embargo, de vez en cuando, se anunciaba algún curso de cocina que yo, por supuesto, no desaprovechaba. Cada curso aumentaba mi apetito por conocer más sobre los distintos aspectos del manejo de los alimentos y sin proponérmelo inicié así mi colección de recetas, libros, revistas de famosos chefs internacionales. Cuando viajaba, imposible no traer un libro de cocina ¡mínimo!

El novel mundo de la gastronomía panameña que se abrió después del regreso a la democracia ha ido dibujando el rostro de quienes hoy, como resultado de mucho esfuerzo, tenacidad y gran dosis de excelencia, se han constituido en los grandes chefs de Panamá. Los desafíos culinarios, la complejidad, dinámica y calidad de los eventos atendidos señalan a Charlie Collins, Elena Hernández y Cuquita de Calvo como los chefs panameños más prestigiosos de nuestro país.

A Charlie Collins lo distingue su exquisitez, nitidez e invariable caballerosidad. Sus conocimientos son profundos y los maneja con una sencillez admirable. Para orgullo nuestro, su versatilidad y autoridad culinaria lo han posesionado entre los mejores chefs latinoamericanos. Charlie cambió el concepto de festejar... sin importar el tamaño de la actividad, la clase de evento social o profesional y las condiciones atmosféricas, por muy adversas que fueran, una actividad bajo su dirección tenía garantizada una sola calificación ¡excelente! Su visión abrió el exitoso y productivo mercado de catering al que impuso su sello de elegancia y buen gusto.

Conocí a Elena Hernández recién llegó graduada del Cordon Bleu de París a mediados de los 90. Dictaba su primero de muchos cursos de cocina en el desaparecido almacén Casa Bella en Vía Argentina. Su energía, disciplina y rapidez en el manejo de sus recetas demostraban que había superado con éxito la rigurosidad y exigencia de la escuela francesa. Estoy segura que con mucho esfuerzo y superando las grandes dificultades que prevalecen en nuestra mediocre sociedad, hizo caso a su pasión por la cocina y fundó la Academia de Artes Culinarias donde permite que muchos panameños cristalicen su sueño de convertirse en chefs. Elena se ha ganado así, un reconocimiento especial que le profesan sus alumnos y quienes sabemos lo importante que es la enseñanza y transmisión de conocimiento como herramienta de libertad en un país.

¡Ah... la siempre sonriente Cuquita! ¿Quién duda de lo consagrada que es? Hace años decidió rescatar nuestra panameñidad dándole categoría y luz a la cocina de nuestras abuelas ganándose así un respetable lugar en el mundo culinario. Con el buen gusto que corre por sus venas, vistió de traje largo nuestra cocina... sus cursos están llenos de creatividad y destreza. Sólo hay que saborear sus exitosos "experimentos" con productos muy típicos y deleitarse con la vistosidad y colorido de sus presentaciones. En la cocina de Cuquita hay ¡alegría!

Hace un par se semanas, bajo la organización, planificación y dirección de estas tres estrellas de nuestra cocina, se realizó en Panamá la reunión anual de la junta de directores del International Association of Culinary Professionals, organización creada hace 29 años, con una membresía que sobrepasa los 3 mil 500 y que dedica sus esfuerzos a la educación continua de aquellos que optan por dedicar su vida a la preparación de alimentos y bebidas.

La generosidad de la chef Elena Hernández me permitió compartir el delicioso almuerzo Panamá: Paraíso de Peces y Mariscos preparado por Cuquita (no puedo olvidar el pulpo a la parrilla con relish de aguacate, el escoveitched de langostinos rellenos de plátano verde y la paleta de baked Alaska con salsa de chocolate ¡de locura!) para los integrantes de esta renombrada asociación y conocer sobre aspectos relacionados con el turismo culinario.

Esa tarde fue un regalo para mí como panameña. Sentada en la mesa principal con Cuquita, Elena y el presidente de la asociación, se me llenó el corazón de alegría cuando al finalizar el almuerzo, el distinguido visitante reconoció en los alimentos preparados por Cuquita, no sólo buen gusto en su presentación sino la fuerza de su amor hacia la cocina. Los elogios y palabras de admiración por el extraordinario trabajo de Charlie, Elena y Cuquita fueron parte de la amena conversación durante el almuerzo. ¡Qué orgullo saberlos panameños!

Etiquetas: